En el mundo de los negocios digitales, muchas veces se habla de procesos, de números, de lógica matemática para tomar decisiones.
Y aunque eso es importante, hay algo que para mí viene primero:
La autenticidad.
Cada decisión comercial que tomo pasa por filtros que no están en ningún Excel. Son internos. Son míos. Y tienen que ver con mi visión del mundo y cómo quiero habitarlo desde lo profesional.
¿Esto va a ser satisfactorio a largo plazo? ¿Va a resonar con mi comunidad? ¿Me emociona construirlo?
Eso es lo que me pregunto antes de decir que sí a un nuevo negocio, una nueva línea de ingresos o una nueva colaboración.
Porque ser auténtico no significa improvisar. Significa tener claridad sobre lo que crees y actuar en consecuencia.
Y cuando tienes esa claridad, las decisiones se vuelven más simples.
Por ejemplo:
Cuando tengo una idea nueva, la pongo a prueba conversando con otros.
No le tengo miedo a que me la cuestionen. Esa fricción me ayuda a afinar.
La comparto sin miedo a que me copien, porque sé que la autenticidad no se replica.
Y cuando la lanzo, observo las reacciones: si resuena, estoy en el camino correcto.
Todo esto forma parte de mi proceso de toma de decisiones.
No siempre es rápido, pero es sólido. Y sobre todo, es fiel a lo que soy.
Si tú también estás en una etapa de toma de decisiones, te animo a que empieces por ahí: Define cuáles son tus filtros.
Pregúntate: ¿qué necesito que una idea o proyecto cumpla para decirle que sí, sin traicionarme?
Y si aún no tienes esto definido, quiero ayudarte:
👉 Descarga esta guía gratuita para definir y ajustar tu marca personal
Porque en un mundo que te empuja a copiar fórmulas, ser tú mismo también es una estrategia de crecimiento.
Tu mentora, Vilma Núñez, Ph.D
PD: Si este post te sirvió para reflexionar, compártelo con alguien más que esté en esa etapa de decisiones.
Nos hace bien rodearnos de personas que también eligen construir negocios desde la autenticidad.