La RAE define progreso con dos acepciones:
- Acción de ir hacia delante.
- Avance, adelanto, perfeccionamiento.
Bajo ellas podemos preguntarnos:
¿Es todo el progreso positivo?
A menudo reflexiono sobre ello, como seguramente tú también hagas. Acabo concluyendo que, de forma mayoritaria, sí.
Es posible que un campesino de la edad media trabajara menos horas que nosotros hoy en día (hay estudios que lo defienden1) y que después de echar la mañana en el campo pudiera dedicarse a ir a misa, jugar a los dados y quizá emborracharse en la cantina con sus amigos hasta ver el día pasar. Su mujer, por su parte, puede que no se pasara el día en la cantina porque estaría mal visto; pero tras trabajar también en el campo parece que echaban el resto del día haciendo labores de costura y otras artes en comunidad, mientras co-criaban con vecinas y familiares.
Los dos sin móvil, notificaciones, ni reuniones en el calendario. Pero es probable que por el camino también vieran morir a varios hijos, que un golpe tonto en el pie acabara en una amputación sin anestesia y que jamás en su vida aprendieran a leer.
Como habrás podido intuir, esta no va a ser una newsletter sobre IA cargada de prompts para copiar y pegar sin cuestionar nada (aunque también puede que los haya). El objetivo es que reflexionemos juntos sobre las posibilidades y los límites de utilizar inteligencia artificial para potenciar nuestros procesos creativos, nuestros trabajos, nuestra escritura y nuestras ideas.
Y sí, también que pongamos en práctica aprendizajes y trucos accionables.
Sigo con lo que te estaba contando…
Pero, en cualquier caso, las herramientas de IA accesibles y al alcance de cualquiera ya llevan más de dos años con nosotros (todavía me parece muy loco que ChatGPT se presentara en noviembre de 2022, hace tan poco) y toca convivir con ellas y, no solo eso, sino sacarle partido si es lo que queremos.
De sacarle partido a la IA sin perder originalidad ni humanidad al teclado irán estas ediciones.
Espero que te gusten.
No he querido empezar con un contenido práctico (que lo habrá y serán el centro) sino con una pequeña reflexión para sentar las bases.
Vamos con ella:
La inteligencia artificial ha empezado impactando primero a los trabajos creativos. Y es normal que escueza
Es algún momento de la historia, como sociedad, decidimos que los trabajos creativos valían más que los manuales. Que escribir un artículo o desarrollar un teorema debía estar mejor pagado y reconocido que solucionar una fuga de agua, saber instalar un enchufe o ser capaz de conducir un trailer gigante.
En los últimos años, el dinero ha cambiado de bando en algunos sectores (un buen fontanero, si se sabe gestionar bien, cobra hoy más que un periodista o un profesional del marketing fácilmente), pero sigue quedando el poso del estatus.
Nuestro ego alimentado por la idea de creernos capaces de crear artefactos intelectuales únicos al unir letras, plantear hipótesis, picar código o diseñar un logotipo.
La inteligencia artificial ha sido un golpe en la línea de flotación de esa creencia. Durante mucho tiempo pensamos que el próximo hito del progreso serían taxis autónomos que quitarían el trabajo a miles de conductores. O quizá robots muy bien apañados que dejarían las calles impolutas o levantarían edificios.
Sin embargo, si miro ahora mismo por la ventana, veo al barrendero trabajando y al taxista en la parada. Si vuelvo a mirar a mi ordenador veo una pestaña abierta que me reta a pensar cuándo podrá hacer mi trabajo casi de forma autónoma.
La IA no ha golpeado a los oficios manuales, sino a los creativos.
Como especie, nos ha sido más fácil empezar a emular nuestro intelecto que lo que somos capaces de hacer con nuestro cuerpo. Puede no ser fácil de asimilar porque es una cura de humildad tremenda, pero es así.
Con estos mimbres, no queda otra que reconocer donde estamos y apoyarnos en la IA para potenciar aquello que nos hace distintos y, aunque parezca contradictorio, genuinos.
En una era con decenas de miles de textos escritos con IA ahora es más fácil destacar que nunca. Y eso es lo que pretendo que descubramos en estas ediciones.
Eso es todo por hoy. Nos escribimos