Hoy es dia de reflexión y quiero dejarte una para que trabajemos juntos: Dejar de perseguir la perfección. Amarse a uno mismo empieza por priorizarse.
Suena fácil, ¿no? Pero sé que no lo es.
Estamos en un mundo que nos presiona a ser perfectos. Y la perfección es ese sueño inalcanzable que muchos persiguen y pocos alcanzan. ¿El problema?
Que en la carrera por ser perfectos, nos olvidamos de lo realmente importante: el progreso.
Muchos de nosotros vivimos atrapados en la creencia de que solo podemos lanzar algo cuando esté perfecto. Y ese pensamiento nos paraliza. Pasamos meses, incluso años, puliendo detalles que muchas veces no son tan importantes, mientras dejamos pasar oportunidades.
Al final, la búsqueda de la perfección puede detener tu progreso.
Lo que he aprendido con los años es que el progreso siempre le gana a la perfección. Lo que importa no es que todo esté impecable desde el principio, sino que des ese primer paso y te permitas avanzar.
Porque es en el avance, en los errores, en los ajustes, donde realmente se crece.
Aquí te dejo algunas lecciones que me han ayudado a priorizar el progreso sobre la perfección:
Lanza rápido, mejora en el camino
Cada vez que me lanzo con un nuevo proyecto, pienso: mejor hecho que perfecto. No significa que no me preocupo por la calidad, significa que valoro más el movimiento. Porque una vez que lanzas, puedes ajustar, mejorar y optimizar basado en el feedback real. Tu audiencia te dirá lo que necesita, y eso es mucho más valioso que perderte en los detalles.
Priorízate a ti mismo
Amarte a ti mismo empieza por darte el permiso de no ser perfecto. Prioriza tu bienestar, tu salud mental y física. A veces, lo que necesitas no es trabajar más, sino trabajar mejor, con enfoque y balance. Yo, por ejemplo, me dedico tiempo cada semana para reflexionar sobre mis avances y ver qué puedo mejorar, pero sin ser tan dura conmigo misma. Este balance entre autocuidado y productividad es lo que me mantiene en movimiento sin caer en el agotamiento.
Acepta que el progreso es el verdadero éxito
El éxito no es una línea recta hacia la perfección, es una serie de avances constantes, pequeños logros que te acercan a tus metas. Si miras hacia atrás, te darás cuenta de que cada paso que diste, por pequeño que haya sido, fue crucial.
Así que en vez de castigarte por lo que no has logrado, busca ponerte en acción.
Un abrazo,